Opinión Forastera No. 51
Santiago Posteguillo. La Sangre de los Libros. Planeta 2014.
El escritor español Santiago Posteguillo se ha interesado por la investigación sobre un tópico que a los lectores nos encanta, los libros y sus autores. Umberto Eco ha sostenido que los libros deben separarse de sus autores, no deberían relacionarse con ellos, son un mundo aparte, Karl Lagerfeld asociado a la famosa firma Chanel, también opina lo mismo, según él sus creaciones lo fueron y ya, no las recuerda, las olvida, ya no son importantes para él y él no debería estar adherido a ellas, sin embargo, Posteguillo no parece opinar lo mismo y sus lectores felices.
En 2014 Santiago Posteguillo publica La Sangre de los Libros, una colección de pequeños relatos que sigue la línea temática de La noche en que Frankenstein leyó El Quijote (2012) y que continua con El séptimo círculo del infierno: Escritores malditos, escritoras olvidadas (2017), el objetivo de estas obras es contarnos historias de libros, muchos libros, bajo contextos de los más variados, y también historias ocultas de sus autores, datos que no dejarán de sorprendernos, historias sobre historias, cuentos sobre cuentos y cuentistas, todo un deleite.
En este volumen nos toparemos con autores como: Victor Hugo, Balzac, Charlotte Brontë, Pushkin, Bran Stoker, Vicente Blasco Ibáñez, Robert Graves, D.H. Lawrance, Emilio Salgari, Agatha Crhistie, Elias Canetti, Edgar Allan Poe, James Joyce, Ángeles Mastreta, Lope de Vega, Calderon de la Barca y el mismo Shakespeare.
Confieso que me sorprendió muchísimo conocer algunos datos de estos autores que, aunque no hay leído sus obras, conozco sus nombres por los círculos y sitios que suelo frecuentar (virtualmente); debe su título La sangre de los libros por que muchos de los relatos no solo contienen muerte y duelos a muerte, asesinatos, sino también dolor, soledad, frustraciones, por ello el título me parece de lo más acertado.
Quisiera compartir con ustedes algo que me causo cierta gratificación, algo como decir “esto ya lo sabía Santiago”. Resulta que en el cuento Los Crimines de la Calle Morgue de Edgar Allan Poe, Inicia con una disertación sobre la capacidad analítica que algunas personas tienen, esto dicho desde una tercera voz narradora, que observa y escucha a Monsieur Auguste Dupin, inmediatamente vino a mi mente el afamado detective de ficción conocido mundialmente, Sherlock Holmes, creado por el inglés Sir Arthur Conan Doyle, y vaya sorpresa, fue Poe y Dupin, y este cuento en sí, la inspiración no solo de Holmes, si no de la novela policiaca, uno de los géneros de este relato, el terror, haciendo extensiva la influencia de Dupin a los afamadísimos detectives Hercule Poirot y Miss Marpple creados por la también inglesa escritora de novelas de este género Agatha Christie.
Ahora bien, retomando la cadena de antecedentes de Hercule Poirot, Miss Marpple y Sherlock Holmes, que podemos decir se pueden detectar en ellos gran parecido en actitudes y actuación con Augusto Dupin el personaje de Poe¸ no es este la aparente génesis del resto, pues ya, Voltaire en pleno Siglo XVIII, publica la obra Zadig, o El libro del destino (1747), en el incluye un relato que se relaciona directamente con el personaje creado por Poe, lleva por nombre La perra y el caballo, Zadig, demuestra la capacidad deductiva que tiene para encontrar las mascotas de la Reina de Babilonia que están perdidas, es de destacar que en el relato se hace énfasis en que Zadig ha adquirido esta capacidad luego de su profundo placer de observar la naturaleza.
Toda esta disertación, de manera creativa y muy amena, la narra Santiago Posteguillo en esta obra que estoy comentando, utilizando como telón de fondo las tristes circunstancias en que murió Edgar Allan Poe, y es que, si algo hay que decir, es que Posteguillo tiene sazón para contar historias, aunque unas quedaron un poco pasadas a textos ilustrativos, hay que decir que muchas resultan geniales de leer.
Les invito pues a leer esta obra, es bastante corta, pero amena y resulta entretenida, se nota sin duda que Santiago Posteguillo disfrutó al escribirla.