
Opinión Forastera No. 89
Crónicas Marcianas, Ray Bradbury, 1950. Ejemplar bajo el sello editorial AUTRUAL edición 2021.
Uno de los libros más celebrados del escritor estadounidense Ray Bradbury (1921-2012), publicado en 1950 bajo el título Crónicas Marcianas, reúne en un solo volumen una serie de relatos que, bajo la contextualización de la conquista de marte, se hablan de temas tan inherentes a nuestra realidad actual.
Son 28 relatos, intercalados entre cortísimos y extensos, sin una línea argumental que los una del todo, salvo algunos personajes referenciados de uno a otro, cada uno se puede leer de forma libre y sin problemas. Hay un tono poético que a mí por momentos me pareció excesivo, aunque lo superé fácilmente, hay que decirlo; Bradbury hace una muestra fenomenal de creatividad e inventiva, una capacidad para llevar al lector a las profundidades angustiosas de un planeta que nos es desconocido, que aun así queremos irnos hacia él, para escapar del que tenemos, aunque eso signifique también destruirlo, pues a pesar de que “Nosotros, los habitantes de la tierra, tenemos un talento especial para arruinar las cosas grandes y hermosas” tenemos la esperanza de que “quizás Marte nos haga mejores” (Aunque siga brillando la luna, P 106).
Bradbury insistirá en establecer una conexión entre la colonización de Marte y la historia de los procesos civilizatorios en la historia de la humanidad, el afán de repetirse, se valdrá para ello de guiños a relatos de la biblia por ejemplo, ubicados en arquetipos diferentes como la crónica “La Elección de los nombres”, o de frases como “La historia nunca perdonará a Cortés” (P 121), o dejando reflexiones de tono existencial como “Solo cuando les convencía. Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo, humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro” (P. 125) o bien “Dios debe de amarnos principalmente porque le causamos gracia” (P. 166 Los globos de fuego), precisamente en esta crónica es donde se explora y critica la colonización de mano del discurso religioso. Un relato que me fascinó mucho llamado “Usher II” establece una especial conexión con el famoso cuento de Poe que me ha gustado mucho, una respuesta del protagonista del relato pues “Os daré una buena lección por lo que le hicisteis al señor Poe en la Tierra” (P 228).
En muchas de las crónicas también se percibe el género de suspenso y casi horror, secuencias de imágenes bien construidas en las que intervienen la muerte, las desapariciones misteriosas, la locura, etc. entre estos puedo destacar las crónicas “Los Colonos”, “La tercera expedición” y “El marciano”.
“El picnic de un millón de años” es la crónica con la que se cierra esta obra, y de qué manera, un recorrido tipo éxodo de una familia humana que huye de la guerra y se topan con el planeta rojo, si bien es cierto no es la crónica más memorable, encierra varios de los rasgos que caracterizan toda la forma de escribir del autor, la cadencia poética en algunas descripciones y frases, el recorrido del ser humano, el existencialismo parece pasarse a un plano metafísico con la contemplación de la imagen final, la transmutación de los seres que llegan a marte tan solo con una imagen y la dirección de la palabra, por eso en lo personal, es de mis favoritos.
Crónicas Marcianas sería su primera obra publicada aunque fue Farenheit 451 en 1953 lo que lo lanzaría a la fama, luego de ambas continuó una prolija carrera como escritor, hasta su muerte en 2012. Hoy es todavía reconocido como un clásico de la Ciencia Ficción y la fantasía.