Como agua para chocolate

Olor, sabor, sudor, emancipación, todo en uno en esta novela.

Opinión Forastera No.75

Como agua para chocolate. Laura Esquivel. 1989

Como parte de la lectura conjunta que organiza el bookstagramer y bloguero nicaragüense Lothar Bonilla, me sumé a la lectura de Como agua para chocolate el pasado mes de febrero. Esta novela es la primera publicación de la escritora y guionista mexicana Laura Esquivel en 1989.

De la historia hay que decir que tiene mucha simbología y alegorías propias del realismo mágico. Está plagada de una prosa ligera que da pauta la oralidad que contiene. Es una oda a la mujer. Si hubiera conocido la historia antes la hubiera propuesto para una lectura en este mes de marzo, pues más que una historia de amor, es una historia de tinte social, de lucha por los derechos y la igualdad de la mujer.

La historia es contada desde la cocina, desde el oficio culinario al que siempre fue común ver a la mujer, o a mujeres. Desde ahí, a través de doce recetas, se va contando la historia de la familia de Tita, la relación conflicto con su madre Mamá Elena, al igual que con sus hermanas y su amor frustrado por Pedro.

Tita encierra en su misma la denuncia de una generación de mujeres que deseaban desprenderse del yugo de la tradición, de las reglas impuestas y de la opresión al que muchas fueron sometidas. Tita quiere ser el anillo que rompe la cadena en las mujeres de su familia.

El realismo mágico, como ya lo dije, es la sazón principal de la historia, me encanta la forma en que lo manejo Esquivel, ya que hace uso de los olores, sabores, texturas y colorido de la cocina y cultura mexicana, para tejer escenas que serán memorables en el lector. El final es el momento álgido del recetario de Tita, es el símbolo principal de lo que significa conseguir un buen platillo, el éxito de toda receta, en el que intervienen el fuego, la pasión, el amor y que busca trascender a través de los sentidos, el gusto y el olfato, en este caso.

Yo me quedé fascinado con la construcción de los personajes, seres pasionales que viven y se dejan guiar por los acontecimientos. El conflicto arrollador que va desencajando toda la perfecta estructura de la familia que con mano férrea dirigía Mamá Elena, la figura de la matriarca pétrea que tan común es en nuestros países latinoamericanos y que, a pesar de que son mujeres que les tocó vivir situaciones extremas, son el matriarcado que la nueva Mujer ha decido desechar para siempre.

Por su parte las hermanas de Tita, Rosaura y Gertrudis, son la simbiosis de las mujeres de esos años, que, teniendo como telón de fondo la Revolución Mexicana, en un pueblo fronterizo que existe hoy en día llamado Piedras Negras. Esquivel usa estos personajes para tejer la secuencia de eventos que irán llevando a Tita, al clímax de su desarrollo como mujer, capaz de tomar sus propias decisiones y oponerse a la autoridad que sobre su vida impone Mamá Elena.

Es fascinante, ni que decir más, si te gustó la historia de los Buen día en Macondo, de los Del Valle en Chile, déjate llevar por las De la Garza en el México de la Revolución.

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