
Opinión Forastera No. 49
Las Hijas del Capitán. María Dueñas. Editorial Plante S.A. 2019
El llamado sueño americano que vuelve a Estados Unidos destino de tantos inmigrantes de todo el planeta, fijándolo como ideal de prosperidad será el tema de esta cuarta y última obra publicada de la escritora española María Dueñas publicada como Las Hijas del Capitán (2018), siendo Nueva York el escenario donde las hijas de un también inmigrante español de nombre Emilio Arenas, deberán enfrentar la agridulce experiencia de cambiar de geografía, costumbres e idioma,
Cuatro mujeres ocupan la centralidad de esta historia, en los años de la segunda república española, Remedios y sus tres hijas, Victoria, Ramona (Mona) y Luz, se embarcan en una marcha forzada de su tierra malagueña a la colonia española de Nueva York, donde Emilio Arenas las espera para cimentar un negocio familiar. Con el tiempo, ante la pronta desaparición del padre, las Arenas se mirarán ante un escenario de nueva realidad, solas, donde el tráfico de influencias, la corrupción, el clasismo, los bajos mundos de una ciudad pujante, pondrán a prueba su ímpetu y valor, para hacer frente a tantas malas pasadas que el destino les tenderá.
De María Dueñas únicamente no he leído Misión Olvido (2012), pero en sus restantes obras: El tiempo entre costuras (2009), La Templanza (2015) y en esta su última publicación, coloca a sus personajes en situaciones de migración forzada, de cambios de escenarios abruptos, de manera que contemplamos el desarrollo de sus caracteres, de sus habilidades y de su entorno, de manera que Dueñas dicta de esta forma su discurso, la perversión humana y la necesidad de supervivencia.
De Las Hijas del Capitán, María Dueñas vuelve a colocar a la mujer a la cabeza, por un lado, tenemos a una madre campesina, analfabeta igual que sus hijas, sin hablar un ápice de inglés, es una cultura totalmente absorbente, alejada totalmente del confort del barrio de donde salió, y por el otro tenemos a tres mujeres abandonando la juventud a la fuerza, puesta a prueba su carácter y decisiones, abandonado su inocencia sin darse cuenta, experimentando amores, desilusiones, abusos, atropellos indiscriminados y sin a veces tener a un héroe oportuno que las rescate, aunque eso no quiere decir que no les falte, nos encariñaremos de Tony el tampeño, con Varona y su hijo, con el simpático Fidel.
Tendría en contra de Dueñas únicamente dos cosas, la primera es que, a pesar de que lo detallado del entorno hace más acogedora la historia, muchas veces peca con texto de relleno, con información innecesaria y un tanto repetitiva en sus personajes, eso la vuelve a veces un poco tediosa, algo parecido experimenté con su obra La Templanza, de igual forma el final de la historia creo que hubiera sido mucho más trascendente si una de “Las Hijas del Capitán” hubiera roto por completo su límite, el límite de la moral, el límite de lo concebido como correcto, ella nos hubiera dejado la tarea a sus lectores de juzgarlas, de nosotros enfrentarnos con esa desgarradora situación a la que se vieron orilladas las tres hermanas.
En líneas generales es una obra que aborda un tema interesante, la realidad que muchas familias viven hoy en día, en años donde la tecnología, la inculturación, la colorida mezcla de países y razas apenas y se iniciaba de forma masiva en el país de las barras y las estrellas. María Dueñas desarrolla muy bien el entorno de corrupción al que se vieron sometidas tantas familias durante estos años, desarrolla de forma aceptable la psiquis de cada personaje, logrando que como lector entendamos sus acciones, aunque no las aprobemos, logra un buen nivel de conexión en este sentido con muchos de sus personajes.
En conclusión, puedo decir que es un libro en el que vale la pena invertir, a mi parecer María Dueñas no ha logrado superarse a sí misma y El Tiempo entre costuras sigue siendo hasta el momento lo mejor de su obra, ¿Qué opinan ustedes?
Por mi parte puedo decirles que llevo buen ritmo este año, espero poder seguir compartiendo con ustedes más de mis lecturas y de forma más frecuente.
Un saludo de su amigo, El Forastero Lector.