
En Nicaragua no hay cuarentena.
Una sentencia así causa gran impacto ante la realidad casi mundial de una pandemia que, apartando la perturbadora cantidad de muertos que lleva registrado, ha sumido a la sociedad del mundo en una zozobra constante, la cuarentena impuesta en muchos países, los toques de queda en otros, son el pan de cada día y un estilo de vida.
En Nicaragua no hay, con pasmado asombro el mundo ve sorprendido como el pequeño país del tercer mundo, no cierra sus fronteras, no suspende actividades, no declara cuarenta y lanza una campaña de visitas a las familias en todos los rincones del país para difundir las medidas de prevención contra la pandemia, vamos señores, seguimos siento el país con el menor numero de contagiados y de muertos hasta el momento, en todo el orbe, no se ustedes, pero ante algo así, no es difícil sorprenderse. ¿Es verdad?, la verdad nos hará libres, aunque no del COVIH-19.
En lo personal, puedo decirles que resulta de lo más interesante observar el comportamiento de las personas que nos rodean ante la situación que vivimos, mi pueblo pequeño se conmociona ante el cierre de Iglesias y la supresión de la tradicional Semana Santa conocida desde siempre (la Iglesia Católica en mayor o menor medida si ha cerrado operaciones), en sus formas y realidades, la constante preocupación que algunos viven sumada a la contradicción que supone trabajar en instituciones de gobierno donde, se intenta brindar la confianza de que se está actuando de manera responsable; la alarma en tantos coterraneos que han emigrado y que están viviendo el horror de esta pandemia tanto en Estados Unidos como en Europa, o aquí no más, en los vecinos Costa Rica, Panamá y El Salvador.
Sin duda alguna, hemos vivido situaciones sin precedentes, algo histórico, la pandemia generará cantidad de información que las futuras generaciones constataran con encanto, horror y sorpresa.
Si de algo puedo estar seguro es que la desinformación domina este mundo, las teorías que tantos escritores han recreado en sus libros, tan solo 1984, La Peste o Ensayo sobre la ceguera, podrían ilustrarnos en como, los poderosos nos pueden dominar, y de como entre los dominados surge los peores sentimientos y una cruel competencia para sobrevivir, es una lástima que los que detractan a las personas que leemos o disfrutamos de la literatura no sean conscientes de ello. La Biblia tan citada también por los sectores más fundamentalistas, nos ofrece ejemplos, no solo de como actuamos, sino de como nos contamos historias para explicar lo que vivimos.
Que no te engañe un discurso, es lo primordial ante esta situación, al fin y al cabo, la verdad no hace libres, pero muchas veces solo disfrazamos esa verdad a nuestra conveniencia, somos tan especialistas en vivir de oportunidades, injustas para otros en la mayoría de los casos.
La semana pasada fue día del libro, no sé quién fue galardonado con el premio Miguel de Cervantes este año, aun no supero que Sergio Ramírez lo ganara en el 2018, lo que sí puedo decirles es que les deseo felices lecturas, y que sigamos leyendo, construyamos nuestra verdad con retazos de realidad, al fin y al cabo, la desinformación nos sigue gobernando, sus amoríos con la democracia nos seguirán pasando factura.