Desde siempre he sentido una menuda atracción por esos seres de celestiales que casi siempre los visualizo envueltos en luz; Los Ángeles, son para mí entes llenos de magia y colorido, buenos pero llenos de justicia, no soy especialista en ellos pero me atraen mucho, o porque creen que mi blog ostenta el nombre de “ANGELUS”, y de alguna manera creo en una en particular, no sé si existen en realidad, pero si existe en mi corazón.
Me gusta creer que un Ángel navideño es el encargado de despertar en los corazones de los seres humanos ese emoción sensible por esta época, que los impulsa a levantar el “Nacimiento” o “Pesebre” o “Belén”, a decorar el árbol de Navidad, a rodar la casa de lazos, adornos, guirnaldas, abetos, pastoras o Nochebuenas, a vestir nuestro hogar, nuestro lugar de trabajo, nuestra vida de Navidad, teniendo como fin principal la venida al mundo del príncipe de la paz.
No sé si me luzca muy infantil con esto pero al igual que, a pesar de que una y mil veces se diga que Santa Claus es un mito y que no surca el cielo nocturno de la Noche buena todos los hogares del mundo repartiendo regalos, y más aún sobre un trineo tirado por renos procedentes del polo norte; yo creo en que este ser vestido de terciopelo rojo ribetes blandos y una corona de cerezo, que recorre el planeta entero despertando en esta época del año sentimientos tiernos, de unión y armonía.
Es mi humilde creencia en este época, no sé desde cuanto la tengo, se que la olvide hace poco, pero este año la recordé, quizás el Ángel de la Navidad me guiño fuerte mi oreja derecha.
desafortunadamente ya muchos hemos perdido el verdadero espiritu de lo que la navidad significa.
Eso tiene remedio,, hay que volver a creer…