Opinión Forastera No. 59
Hay libros que son capaces de que encontremos en los últimos rincones de nuestra mente, emociones, sentimientos o recuerdos que en algún momento nos determinaron a ser lo que hoy somos, por lo menos eso provocó en mi la lectura de Las ventajas de ser invisible, del autor estadounidense Stephen Chbosky, publicado en 1999 llevada al cine en 2012 cuyos protagonistas fueron nada más y nada menos que Logan Lerman, Emma Watson y Ezra Miller.
De entrada, nos topamos con una propuesta muy interesante, pues la historia se narra desde la perspectiva de Charlie, un estudiante de primer año de preparatoria que nos va contando sus vivencias a través de un diario. Cada capítulo va siendo un relato en sí mismo, pues marca el principio y fin de un encuentro de Charlie con su diario, es así que a veces nos vamos encontrando con relatos intensos, extensos, cortos, sumamente reflexivos o con mucha acción.
Esta técnica le ha permito al autor perfilar no solo el personaje de Charlie, sino la relación que este sostenía con su entorno, sus amigos, principalmente Patrick, Samantha o Sam a secas. El autor logra que conozcamos el ser introvertido de Charlie, sus angustias, sus relaciones familiares, sus inseguridades, los recuerdos que lo atormentan, es decir, exploramos la psicología de un jovencito que vive la época más turbulenta donde el amor, el descubrimiento sexual y las drogas tiene gran protagonismo.
Para ser de 1999 es sorprendente la naturalidad con la que el autor aborda la vida de Patrick y sus relaciones con otros chicos, un homosexual adelantado a su tiempo aún en el Estados Unidos de principios de la década de los noventa. Con Patrick vamos descubriendo la adrenalina de lo prohibido, el tabú de las relaciones homosexuales, el dolor que experimenta y sobre todo el autor nos regala un bonito héroe en Patrick que enfrenta con desparpajo y carcajadas los prejuicios de su entorno.
Si hay algo que pudiera objetarle al autor es el relleno que sentí en cuanto a la relación entre Charlie y su profesor de Literatura, es decir, sabemos por Charlie de su afición lectora pero en esta parte no me ayudo a conectarme con él, ni con el profesor, desde este punto puedo decir que me parece un arco de narración innecesario, o más bien que no fue del todo bien desarrollado. Esto no sucede sin embargo con las aventuras amorosas de Charlie, su encandilamiento por Sam, sus experimentos con Mary Elizabeth y el mismo Patrick, y esa fina e irreal que puede ser por momentos las relaciones amistosas en los años de adolescencia.
Es un libro que disfruté muchísimo, me interesé por él gracias a la película, no he buscado más obras el autor por el momento, sin embargo, lo recomiendo, es una lectura agradable, Chbosky nos muestra espacios diferentes, apuesta mucho a la música alternativa de los noventa poco comercializada, y en lo personal a mi me parece un plus, hasta podría leerse el libro con una play list propia del mismo.
Este libro lo leí hace un par de meses, como ven, me cuesta tanto reseñar ahora, pero no así leer, digamos que he mantenido un libro aceptable y no me quejo tanto, aunque estoy lejos de completar la meta de leer 25 libros este año, a penas y he logrado completar seis.
¿Cómo llevan ustedes sus lecturas?