
Opinion Forastera No. 57
Las Legiones Malditas. Africanus II. Santiago Posteguillo. 2008
En el 2008 el escritor español Santiago Posteguillo publica la segunda entrega de la trilogía iniciada con Africanus, el hijo del Consul (2006), en el que dará continuidad a la vida militar del Procónsul y político de la floreciente Roma, Publio Cornelio Escipión el Africano. Para esta segunda parte nos ubicamos en el periodo que va de la caída de Cartago Nova(Cartagena, España) en el 209 a.C. hasta la batalla de Zama el 19 de octubre del 202 a.C, que significaría la victoria de Escipión sobre el mítico general cartaginés Aníbal Barca, que también significó el fin de la segunda guerra púnica, una segunda victoria de Roma sobre Cartago.
Posteguillo nos introduce de nuevo en los manejos políticos de Roma y su estrategia para derrotar a Anibal que asolaba Italia, así como un sin número de tópicos de la cultura romana que no siempre asimilamos en nuestras materias de historia. Hay que decir que Posteguillo no se preocupa tanto por ser breve, introduce la información necesaria, digamos que esto relantiza un poco la acción y puede resultar tedioso, sin embargo para los que amamos la historia todo esto resulta un deleite, pues es desde los ojos de las situaciones cotidianas en Roma y en los campos de batalla donde vamos comprendiendo los antecedentes de un imperio que domino el mundo conocido por varios siglos.
Luego de haber conquistado el bastión cartaginés en Hispania, Publico Cornelio Escipión planea llevar la guerra a las costas de África, intentar convencer al Senado de Roma que, manipulado por su rival Quinta Fabio Máximo, se opone, será determinante para el joven general, quien logra hacerse con e3l proyecto pero solo dispondrá para ello de los voluntarios que se enlisten en sus filas y de las legiones V y VI de Roma, que luego de la derrota de Cannae ha sido enviadas al destierro a Sicilia y son conocidas como las «Legiones Malditas».
Ahora bien, aunque hay momentos en que uno quisiera gritar ¡anda ya quiero acción!, las magistrales descripciones de las ciudades de Italia y el norte de África, así como de las estancias romanas, y no se diga de las acciones bélicas, que en esta entrega sin duda alguna la batalla de Zama no tiene comparación, hacen que las 854 páginas de la obra se lleven cinco estrellotas en mi cuenta de Goodreads.
Con lo que me quedo de este libro son las diversas formas en que el ideal de una reducción de poder se manipula a favor de los caprichos de unos pocos, por un lado, los miembros del Senado como Quinto Fabio Máximo y sus seguidores, tan intimidado por la creciente popularidad del joven general Escipión. El viejo y poderoso senador no podía concebir la idea de la superioridad moral del Africano, no comprendía ese fenómeno, y lo miraba como un peligro para Roma, aunque realmente era un peligro para él, su imagen forjada con intrigas, hierro y sangre. Por otro lado el héroe de la historia, el propio Escipión, en estratega en toda regla, pero, como todo buen soldado, no escatima en dar lecciones, y lleva la lealtad de los que lo siguen al extremo de cuestionarse la misión que se ha impuesto, la victoria de Roma. Entre ambos siempre tendrá lugar la pregunta del porque de sus acciones, cuáles son sus verdaderos motivos. Al final la historia ha magnificado al procónsul y olvidado un poco al senador.
Por otro lado tenemos a los personajes secundarios, el drama de Cayo Lelio, el fiel protector de Escipión y la intrigante esclava egipcia Netikerry. La ambiciosa hija del general cartaginés Giscoón, de nombre Sofonisba y el triángulo amoroso que ha ido tejiendo entre el poderoso rey de Numidia Sifax y el príncipe rebelde aspirante al trono númida y aliado de Roma, Masinisa. Volvemos a encontrarnos con ese guiño de afición que Posteguillo tiene por los datos curiosos e históricos de la historia de la literatura, así nos topamos de nuevo con Plauto el escritor de tragedias primero, ya hora comedias, que sin quererlo seria un punto de inflexión para el desarrollo de la trama, mientras, parece ser, como buen escritor, el personaje de mente preclara de que Roma buscara la gloria a costa de los las humildes.
Para quienes aman a Santiago Posteguillo y sus sagas pues, la inversión del tiempo en esta no es un desperdicio, para los que no pueden con la historia pues mejor no lo intenten, están advertidos.
De la Nueva York de fines del siglo xix en El Alienista, me he trasladado a los albores de la historia del mundo occidental, los hombre y mujeres que en las sombras forjaron el floreciente imperio Romano en el siglo III a.C. Las historias bien contadas siempre nos darán sorpresas.