BEKER DÍAZǁ Hace algunos años, cada vez que recibía mi beca universitaria, solía irme a las ventas de libros usados. La gente ignora las maravillas que deja olvidadas en esos estantes; yo agradezco su negligencia. Así tuve mi primer encuentro con Oscar Wilde, Ernest Hemingway, Antonio Machado y otros escritores.
Una de esas tardes de búsqueda, encontré un libro de unas cuatrocientas páginas llamado Las cenizas de Ángela de un tal Frank McCourt. Mi sorpresa fue grande, porque de pequeño vi algunas escenas de una película con el mismo nombre. Recordé a un niño llorando de hambre, a un padre tomando alcohol sobre el féretro de su hijo muerto, a un chiquillo tratando de apartar la cara de un borracho, que cayó sobre una tarta, para poder comerla. Dije lo mismo que dice hoy la mayoría: “No sabía que había un libro”.
Lo compré.
Durante dos…
Ver la entrada original 419 palabras más