Una dama en juego

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Fotografía de AldoGaldana

Opinión Forastera No. 53

Carla Montero, Una dama en juego,

Plaza & Janes 2009. 1a. Ed. Debolsillo 2016.

Una frase coloquial se adhiere fácilmente a la mente “el espionaje es un juego de caballeros” frase dicha por un personaje de esta historia, lo que fue un paradigma en su tiempo, un paradigma que Carla Montero (1973) intenta romper con Una dama en juego, su opera primera, y el título galardonado por el Premio Círculos de Lectores de novela 2009.

Esta escritora de Madrid, apasionada por la historia, ubica la trama de esta novela en entre 1913 y 1914, de forma específica en el castillo Brunstriech, que se ubica en territorio del Imperio de Austria-Hungría. Isabel, la intrigante protagonista de la historia, asistirá de la mano de su aristocrática tía Alejandra, a la temporada de bailes, almuerzos, reuniones y toda la frivolidad posible de la decadente sociedad europea preguerra que tendrá lugar en el castillo.

Tendrá también ésta temporada de fiestas navideñas un oscuro fondo de misterio y muerte, de la cual Carla Montero nos adelanta un poco en el prólogo al presentarnos a la peligrosa Secta Kalikamaista, que, entre reuniones secretas, sacrificios humanos y poderes sobrenaturales, persiguen, al parecer, encender la mecha de la que sería la gran guerra y tener su papel en ella.

El amor no podría faltar, un amor tortuoso, Lars y Karel, serán los galanes, primos de Isabel, que se debatirán por ella en un juego de sabores, olores, sombras y paisajes, intrigas y puzles que armar.

La historia se escribe a modo epistolar, una extensa confesión de Karel e Isabel, son sus voces las que nos van contando los acontecimientos. Carla Montero no solo nos regala una muy buena muestra de novela negra salpicada de romance y erotismo, sino que hay una exploración psicológica de estos personajes, y digamos que se aparta un poco de lo común en un romance que es totalmente pasional, una lucha entre la pasión y la razón de sus papeles en la historia.

Se nota que Carla Montero ama la historia y sobre todo el arte, hay tantos detalles que destacan que nos ubican en las escenas, bien construidas, debo decir que peco un poquitín en este sentido al retrasar un poco la acción, pero se lo perdonamos porque lo hace muy bien y se disfruta a pesar de todo.

Me gusta mucho la forma en que va tejiendo la acción, Viena, Londres, Paris, también serán escenarios de esta, así como un pueblito perdido en España, al final nos damos cuenta que ha jugado con nuestras mentes y logra el elemento sorpresa para el lector al descubrirse el verdadero antihéroe. Sería como una espinita para mí la identidad del antihéroe real en la historia, es decir, hubiera preferido una salida más abrupta del conflicto, pero amo a Carla y le perdono todo eso.

En el sentido histórico, el discurso de Carla Montero no se aparta de la resistencia existente en una sociedad ante el cambio. En algunas escenas que tienen lugar en Viena, y en el mismo castillo de  Brunstriech, la autora deja en evidencia la nostalgia que sentían los dueños del poder de los años de gloria que conformó una sociedad totalmente liberalizada en su momento que pronto se vería víctima del nacionalismo, el nacionalismos que nacerían en las capas sociales más oprimidas y que encontró amplio eco en personas que tenían influencia en las grandes esferas.

Hay en Carla Montero un fino afán por compartir con el lector esas impresiones de lo que fueron estos años en que cayeron los gigantes, (acá aludo al título La caída de los gigantes de Ken Follet), era una sociedad, eran los dueños del poder, aferrados a los años de glorias de sus ancestros, negados totalmente a la gran masa humana que pugnaba por derrocarlos, y neciamente empeñados e ir a la guerra para hacerse con la supremacía de Europa, esa generación firmaría con ello la sentencia de muerte, y definiría el camino de la humanidad en lo que quedaba del siglo.

El emperador Francisco José, el casi mítico archiduque Francisco Fernando cuyo nombre se quedaría en los libros de historia, su muerte fue el pretexto para desatar la guerra, también conocemos solo de una pasada a Marie Curie, forman parte de escenas ilustrativas en la que Carla ubica a los personajes para regalarnos muy bonitas escenas y con pocas palabras, contextualizarnos un poco.

Lo que no estoy dispuesto a perdonarle a Carla Montero es su epílogo, es algo que si me regalo en las otras novelas que he leído de ella La Tabla Esmeralda (2012) y La piel dorada (2014), y es que son finales que son suficientes, sin importar que sean felices o no. Posiblemente el lector avispado adivine el final en solo las primeras páginas, lo cual tampoco es una ventaja, por eso digamos que también le perdono, solo a medias, el epílogo.

Además de estos títulos Carla Montero ha publicado con éxito El Invierno en tus ojos (2016) y El jardín de las mujeres Verelli (2019). De los cuales ya tengo mis respectivos ejemplares, claro que sí.

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