Opinión Forastera No. 35
Carla Monterio, Plaza & Janez, 2014.
Con el título y sinopsis esta tercera novela de la española Carla Montero (autora de Una Dama en Juego y la Tabla Esmeralda), imaginé una historia donde no hiciera falta ni apellidos rimbombantes, ni bailes de salón, ni intrigas. Encontré esto y otras cosas más, con ustedes mis lectores, La Piel Dorada.
La Piel Dorada fue publicada en 2014 por Plaza & Janez, nos lleva a la Viena de principios del siglo XX, aún una Viena imperial pero ya con vestigios de caducidad, nos sitúa en una fiesta galante organizada por un mecenas de la vieja aristocracia, pero invadida por la modernidad, ofrecida en honor de un gran pintor del momento y su joven musa, amante, modelo y fotógrafa, su nombre, Inés.
La historia gira alrededor de la enigmática figura de Inés que de una y otra manera se ve involucrada en una serie de asesinatos de modelos que tiene que ver o tuvieron lasos con ella, pero, que también involucra al príncipe Hugo von Ebenthal por haberse visto involucrado en un crimen, anteriormente, en este contexto entra en juego el inspector Karl Sehlackman, quien además de ser el mejor amigo de Hugo por quien tiene un enorme aprecio y amor fraterno, se ve seducido por la enigmática Inés y el mundo de las modelos, sus amantes, sus vidas tristes y la doble moral de las grandes familias de Viena.
El libro contiene en si una historia de amor mezclada con el género policiaco a los que Carla Montero nos tiene bien acostumbrado, con un bonito estilo de descripciones (que bien escriben las mujeres), nos va lanzando a la búsqueda del misterioso asesino que se nos revela en retazos inquietantes de monólogos anónimos y sin quererlo a perseguir como lectores a Inés, todo esto de la mano de Karl y de las angustias de Hugo.
Karl Sehlackman me conmovió hasta cierto punto, su situación como detective y la encerrona que le significaba el caso de los asesinatos lo llevaron al límite de sus nervios muchas veces, sin embargo, fue muy interesante para mi ver su actuar ante la lamentable situación en la que se vio inmerso Hugo von Ebenthal su amigo, pues si no era a Inés era en él que se fijaban todos los dedos al momento de señalar un culpable, sin embargo Karl, muy a pesar de no poder comprobarlo, siempre creyó en él, pero el verdadero valor que a Karl le doy como amigo es la incondicionalidad que tuvo hacia Hugo, aunque muchas veces este último no le correspondiera a su lealtad ni le diera la más minina concesión.
Además de Karl como personaje, debo decir que también me quedo con la trama en sí, muy interesante el mundo que Carla explora en esta novela, y como se cuenta en las descripciones de la edición que poseo (regalo de una tía de la autora y autografiado por ella, ay si envídienme ), Carla inicio a tejer esta historia en su mente luego de la impresión que en ella produjera la enigmática mirada de la modelo retratada en un cuadro del Museo del Prado en Madrid, realmente muchas de estas chicas que fueron inmortalizadas por los grandes artistas, y que lo siguen siendo, no siempre cargan en sus hombros una historia de rosas, sino más de oscuras y crueles espinas.
Es una novela con un buen ritmo, con una buena dosis de misterio y una justa porción de romance y relaciones de amistad, no desprovista de interesantes formas en las que Carla nos enseña un poco sobre el arte y su estética, así como las formas y pigmentos que los artistas utilizaban para inmortalizar sus ideas y los extraños métodos que practicaban para inspirarse, drogas en muchos casos.
Una historia recomendable y que, a decir verdad, recordaré siempre con mucho cariño, sobre todo por Karl.
¿Que si estoy de regreso?, eso creo, hasta la próxima que será muy pronto, si no es mucho pedir, comenten, critiquen, mastiquen y si pueden déjenme un like. Saludos de lector para lectores.
Muy bien resumida Aldo, es una novela que mantiene el enigma hasta el final.
Si lees el invierno en tu rostro te gustará.
Un abrazo
Lo he buscado en las librerias de aca aún no está.