La novela de Carla Montero que estoy leyendo de forma alterna con la «Ilíada» me ha regalado otra frase que motiva esta publicación: “La música con frecuencia pone los sentimientos a flor de piel: todo lo que estaba oculto brota y eso no es siempre grato” P. 109. La Piel Dorada.
Al leer esto inmediatamente recuerdo mi colección de música –Down-, por lo general son títulos de canciones en inglés de los setentas, ochentas y noventas que me acompañan a dormir.
Ustedes dirán que ¿por qué escuchas canciones que te ponen triste?
La tristeza definitivamente es parte de nosotros, es parte de sentirnos vivos, es la puesta en marcha del mecanismo dentro de nosotros que nos insta a buscar la felicidad. Los momentos tristes que solemos pasar solo determinan nuestro carácter, y la certeza de que pasarán es lo que nos evita conducirnos a la autodestrucción, ustedes pensarán, “a la este tipo es Sade”, pero la verdad no veo a la tristeza más que como una vía, los momentos felices siempre llegan al final.
Bien, es como los acordes de la guitarra de No Doubt, simplemente me sacan de la realidad y me unen a la voz de Gwen Stefani al iniciar el conocido éxito de la banda titulado «Don’t Speak«, un canción que habla de una amistad que muere con miedo de dar paso a algo más.
Que decir de la letra y composición musical de “Behind Blue Eyes”, hablo si de la versión que en 2003 lanzara la banda Limp Bizkit, y que formó parte de la banda sonora de la película «Gótica», que protagonizara Halley Berry; esos quiebres musicales entre el rock pesado y la tranquilidad de acordes de guitarra acústica, y si a eso le sumamos una letra bastante triste y perturbadora, vamos, a penas la escucho y caigo en letargo.
Y estas solo son dos muestras de los muchos títulos que suelo escuchar: “The Reason” de Hoobastank, “Zombie” de The Cranberries, “What´s Up” de Four Non Blondes, “Losing My Religion” de R.E.M., “Let it Be” de The Beatles, “California Dreaming” de The Mammas and The Papas, “She Will be Loved” de Maroon 5, “The Scientist y Hymn For The Weekend” de de Coldplay, y bueno no se diga “Only Time” de Enya, en fin, la lista se alarga.
Imagino que ustedes tienen su lista particular, conozco a amigos que prácticamente se ven enajenados por Lana del Rey y Carla Morrinson, o por Amarál y Jarabe de Palo, o por Daddy Yankee y Maluma, o por marchas fúnebres guatemaltecas o españolas. Al final, la música que nos conecta es producida por el alma de los artistas que nos entienden, que conocen el sonido producido por su tristeza, su alegría, su amor, ese sonido es el que ayuda a encontrarnos con ellos y disfrutar como ellos de la vida y todas sus formas de expresión.
Tengo la dicha de tener un oído bastante abierto, es parte de mi protesta en contra de todo tipo de imposición, por tanto, puedo disfrutar a Miklós Rózsa y eso no me impide ponerme a tono con “Hung Up” de Madonna, o la última versión del reggeton (no todo me gusta de este género pero admito que hay ritmos que simplemente me alegran el día aunque su letra sea una porquería, ¡qué doble moral Forastero!).
En fin, lo que pretendo con esta publicación es contarles un poco con lo que me acompaña en mis noches de insomnio que son bastante frecuentes y lo que me anima a limpiar bien mi casa por las mañanas.
Al igual que un amanecer hermoso, una buena composición musical escuchada en el momento preciso, hace que cualquier sentimiento sea disfrutable, incluso la tristeza, ¿qué, les parece ilógico?, vamos, hasta cierto punto, hay que oponernos a la lógica, créanme, puede resultar divertido.
Los animo a compartir su lista de música Down, o Happy, o aquellos sus gustos poco comunes que los vuelve únicos como la persona misma que creo esos géneros.
Y aunque quizás muchos me queden viendo como bicho raro por repetir un poco el estribillo de “Million Reasons”, el último exitazo de Lady Gaga, sé que muchos otros compartirán conmigo ese sentimiento que embarga pues al final, ¿cuántas veces nos topamos con millones de razones para no amar?
Me jacto de escuchar, es parte de ser libres, al final, una opinión debe fundamentarse en la riqueza que produce el conocer lo que otros ven, perciben y escuchan del mundo. Así que seamos libres y escuchemos y cantemos, no importa si es el “Requiem” de Mozart, la Marcha “Tinieblas” o la “Caridad de Guadalquivir” y luego cambiamos de ritmo a la “Bicicleta” de Carlos Vives y Shakira, no importa si nuestros gustos musicales no peguen ni con “pega loca”, solo escuchemos y seamos felices.
bonita comparación artística 🙂 te dejo mi lista de lecturas por si te sirve
Gracias por la visita y comentario…..revisaré y te seguiré….
ehhh mi lista, bueno no tengo una lista oficial de temas Down, sin embargo me gustas mucho: The fool on the hill, eleonor rigby, while my guitar gently weeps,for no one todas de los beatles. Hay otras que por el momento no recuerdo. Pero son temas que para mi son muy tranquilizantes de escuchar. Saludos.
muy interesante usted es mas sesentera, que bien, saludos..
Mmmmm tendré en cuenta tu idea de la lista «Down»… ahí te etiqueto. Besos amigo.
Suuuuuper yo quiero conocer esa lista