“… Aunque pienso que ésa es la esencia de una amistad auténtica: que permanece inalterable pase lo que pase” P 89. La Piel Dorada, Carla Montero. Plaza & Janez.
¿Le harías daño a un amigo?, naturalmente la respuesta es no.
Las relaciones amistosas hoy en día cuentan con la grata ayuda del mundo tecnológico y las infinitas posibilidades que ofrece de relacionarse con otras personas sin impedimento alguno. Digo esto porque en lo personal, la mayoría de los amigos que tengo, con los que realmente soy yo mismo, con los que les expreso absolutamente todo lo que me agobia, pues se los debo a las redes sociales.
Pero, volviendo a la pregunta inicial, hasta qué punto le podemos hacer daño a un amigo.
Las relaciones humanas son sumamente complejas, tan así que, se puede tener una amistad intensa, real y auténtica, ¿pero puede permanecer inalterable pase lo que pase?
No siempre es así, por desgracia, la experiencia me ha demostrado que hay amistades que se ven dañadas de forma irremediable, que, aunque no se terminen, nunca vuelven a ser las mismas.
Tengo amigos con los cuales comparto muchas cosas, con los cuales me siento pleno, aunque no comparten el mismo espacio físico que el mío, sé que siempre habrá un chat esperando en la bandeja de entrada de cualquiera de mis redes, el cual dará inicio a una conversación que en ocasiones solo las interrumpirá el sueño o el cansancio. Amistades así alcanzan la plenitud cuando logran concretarse encuentros físicos, creando momentos donde se puedan compartir, donde se pueda reír, conversar, discutir, lo cual es sumamente enriquecedor.
Que hay de esas amistades que comparten casi nada, tengo amigos de otras confesiones religiosas, otras ideas políticas, amigos que les puede ofender hasta cierto punto ciertas posturas que yo tengo al vivir mi vida, a analizar esta sociedad, a comprenderme como persona. En algún momento de mi vida yo prefería alejarme de estos amigos porque me resultaban irritantes sus diferencias, pero de forma irremediable he vuelto a ellos y me he dado cuenta que aprender de ellos y de su visión de mundo, enriquezco mucho más la mía, la depuro. Tan así que la misma vida virtual me ha colocado en situaciones tan dispares en que veo incluso como amigos que conozco pueden discutir de forma amarga y publica en un perfil de Facebook y a la vez estar texteando con migo.
Es lo maravilloso de no dejarse manejar por los estereotipos, de luchar contra ellos, y de demostrarte a ti mismo que puedes conversar con cualquier persona y aprender de ella, claro, siempre habrá restricciones, que obedecen a otros factores, pues el grado de maldad en el ser humano es tan natural como ver o sentir, por tanto nunca esta demás manejar ciertos límites y medidas.
Y que hay de esas amistades que alcanza niveles tan gratificantes que pueden tender a despertar sentimientos fuera de los netamente, amistosos?. Siempre hay amigos que te llegan al alma, que te parecen seres tan perfectos que los quieres para ti, que quieres cruzar la línea y volverlos algo más en tu vida. Nada más difícil que eso. Siempre hay inseguridades de por medio, temores a perder lo que se tiene por intentar algo que no existe, y a la vez la frustración te tener a alguien a quien puedes amar con locura pero que no lo sientes tuyo realmente.
¿Hasta que punto vale la pena arriesgar una amistad por algo que sientas?, siempre creo que el riesgo lo vale, un amigo de verdad siempre preferirá tu verdad, el problema es no sentirse seguro de esa amistad, y ahí si el problema se complica aún más.
He perdido amigos por muchas razones, en la mayoría he sido el culpable, perder amigos es lo más fácil que se puede hacer, lo que nunca se sabe es que muchas veces una buena acción, algo que tu creas justo hacer, te puede llevar a confrontarte abiertamente con tu amigo y causarle un daño indirecto, aunque devenga en un beneficio para él.
Hay amigos que lo valen todo, incluso un silencio, un alejarse, un desaparecer. Permitirse sentir amor filial por una persona, manifestarla, vivir, sentir ese cariño especial, ese extrañar que no te escriba, buscarlo, escribirle, anhelar un chat, es lo que permite muchas veces darnos cuenta que no todo está perdido, que aunque en tu entorno seas “x”, hay personas más haya, en otra ciudad, en otro país, que te valoran, que ríen con vos, que te aconsejan, que te acompañan.
Nunca se tiene la certeza cuando puede durar una amistad, y cuando por cualquier razón se pierde, es el como la vivisteis y la aprovechaste, lo que te ayuda a sobrellevar la carga de la ausencia. Aún a pesar de que tú seas el culpable.
A los amigos hay que cuidarlos, incluso si estos te odien hoy, por lo menos, yo, eso intento, con mi amigo M, que ya no está, y O que deseo siempre esté.
Una muy buena reflexión forastero, yo creo que así como el amor entre parejas tiene su propio lenguaje, creo que la amistad también lo tiene. Lo digo especialmente porque todos los humanos somos diferentes y expresamos o entendemos la amistad de forma diferente, una persona quiere que se le demuestre amisdad con otra persona que lo entiende de forma distinta. Se debe luchar porque las diferencias no sean un gran obstáculo. La arrogancia sigue siendo una enfermedad grande en las personas en el que decimos «así soy yo». Estás personas se cierran a no cambiar o no entender el lenguaje del otro. Por lo que las consecuencias siempre son discusiones en el que nuestro orgullo excesivo de si mismo nos deja ciegos a las necesidades de las otras personas.
Excelente aporte sobre todo por el dato de la arrogancia.
Nunca se tiene la certeza cuando puede durar una amistad, y cuando por cualquier razón se pierde, es el como la vivisteis y la aprovechaste, lo que te ayuda a sobrellevar la carga de la ausencia. Aún a pesar de que tú seas el culpable.
Me encantó.
Asi… que bueno muy real creo…