
Y sigo con la marcha del el ahora mi estimado amigo don Alonso Quijano, que a su pérdida de juicio paso a llamarse Don Quijote de la Mancha.
Resulta ventajoso ese reto que me lleva ya en el capítulo cuatro y cinco de los cuales hoy hablaré un poco.
Nos vemos con Don Quijote de regreso a su casa feliz luego de haber sido ordenado caballero (recordemos el escena dramaturga que Cervantes monta en el capítulo III), y en su afán de aventura se topa con dos situaciones en las cuales no solo encuentran eco su fantasiosa sed de caballería, si no que vemos la parte más cómica de Cervantes a ridiculizar al protagonista de esta historia.
Es de destacar la ingenuidad de Don Quijote y su carácter explayado de caballero que está totalmente fuera de época, donde la palabra y el juramento tienen poco valor, y más aún, el romance hacia su Dulcinea del Toboso. Don Quijote intenta defender a un ciervo llamado Andrés y según él lo logra, ignorando las intenciones del labrador de no cumplir lo prometido, es de exaltar la inicial cobardía del labrador, sin embargo, a mí me sorprendió más la inocente ingenuidad de Don Quijote, su locura senil me resulta más llamativa que la actitud del labrador, quizás se deba a que estoy acostumbrado a la natural tendencia del ser humano a actuar con maldad. Luego de salir airoso, según él, Don Quijote ahora intenta demostrar su amor a Dulcinea tratando de hacer que un grupo de mercaderes (si, si, Don Quijote también los cree caballeros) juren que esta es la más hermosa, incluso la llama Emperatriz de la Mancha, de nueva cuenta Cervantes ridiculiza a Don Quijote, no pierde oportunidad de establecer paralelismo entre al actuar de Don Quijote y los libros de caballería que el leyó, exponiendo en todo momento el destiempo de estas en la época en que vive Don Quijote.
Si antes me preguntaba por qué Cervantes se afana en burlarse de las ordenes de caballería, ahora me pregunto si en realidad lo que intente es exaltar los valores de esos hombres que con el pasar del tiempo se han perdido y caído en el desuso, logrando a su vez mostrar la transformación social exaltando el egoísmo y la burla hacia las buenas costumbres.
El capítulo cinco pienso que es de transición, luego de quedar derrotado ante su batalla imaginaria, Don Quijote es encontrado por un vecino suyo que lo lleva a su casa, donde lo esperan con preocupación, el barbero, el cura, ambos amigos de él, su sobrina y el ama de llaves. Todos preocupados por el destino de Don Quijote, culpando a su afán de lector o más bien a los libros directamente, de la perdida de juicio de este.
Acá se destaca otro elemento que considero importante, sobre todo con la intención del cura de quemar todos los libros de Don Quijote, estamos ante una leve denuncia en contra de la Iglesia y su ascetismo quizás, a este respecto me gustaría esperar a el siguiente capítulo mientras Don Quijote se dispone a descansar creyéndose uno de los trece de Francia o uno de los nueve de la fama, como el mismo los llama (todos caballeros de renombre).
Me gusta como enfocas tus comentarios. Un abrazo.
Gracias amiga, un abrazo para ti tambien…
Cuando empieza la locura, empieza la magia. 😀
buena frase va para mi libreta
Ah, ya decía yo que me había faltado el 4. Se te echó en falta. Me gusta seguir vuestra lectura porque me ayuda a recordar la mía que fue igualmente pausada
Besos
El tiempo que ha veces me falta pero aca sigo siempre jajajaj dispuesto a seguir cavalgando con Don Quijote…
El tío si que esta fuera de esta realidad. Hay una muy buena entrevista en YouTube en la que Bourges habla del Quijote y explica por que no lo ve como una critica a los libros de caballería en si, mas bien son una critica a la sociedad de la época que procuraba vivir como en esos libros y el decide demostrar lo ridículos que se ven vivíendo quijotadas.
Interesante Diegozpy, yo tambien estoy cambiando la perspectiva inicial de lo que realmente quiere Cervantes.
interesante y triste esta vida de Don Quijote, pero aun no se que es peor si vivir en esta mentira que el creo, o volver a la triste realidad. Pero lo que si tengo claro, es que cada caballero debe ir con su fiel escudero, asi como muchos de nosotros necesitamos de alguien que nos proteja a veces de nosotros mismos. Me encanto tu post forastero. Seguimos con el caballero andante
es una pregunta que yo tambien me hago y bueno, por algo sigo leyendo, aunque no se si termine mis dias con Don Quijote…