Master negro, martes estúpido

Set-11 http://www.elsoldelaflorida.com

Martes once de septiembre del dos mil uno, un joven estudiante de secundaria, caminaba por los pasillos del Instituto de su pueblo, a su salón de clases, se acaba de agarrar a golpes con uno de sus compañeros, motivo, había escrito en su cuaderno “Maldito maricón”. El joven, mas por rabia que por muestras de hombría, al enterarse del autor de tremenda violación a sus pertenencias, se abalanzo sobre su compañero de clases y a como pudo (no era un dado a las peleas) intento sentar precedente y ganarse el respeto de los demás. Al verse en el piso soportando los puñetazos en su rostro las lagrimas salieron de sus ojos y por su mente la rabia ya no era contra el que lo golpeaba, si no contra el mismo, “gran dicha la mía ser un perdedor”.

En la dirección, acuso a su compañero de haber rayado su cuaderno insultándolo, el otro lo negó aunque la letra era la suya y acuso por su cuanta de agresor al que ya había agredido. Los dos terminaron expulsados por el resto del día de clases.

El joven, mientras cogía sus útiles y escuchaba los murmullos de los compañeros, sentía en si el peso de la derrota. Al salir del centro se encontró con la conserje que venía con la cara desencajada “un atentado… las torres gemelas”, el joven curioso la quiso detener pero la conserje iba como alma que ha visto al diablo.

Al llegar a su casa, su madre estaba instalada frente el televisor, pronto al ver las imágenes de la pantalla, él también se sentaría absorto.

Dos enormes edificios en llamas…

Personas volando por los aires directamente al piso de Nueva York, ya sin vida, imágenes que acompañarían sus noches por varios meses.

El pentágono en zozobra

Otro avión que cayó sin llegar a su destino

El martes negro iniciaba y se convertiría en la principal causa de los primeros conflictos bélicos de la humanidad, del tercer milenio.

***

El joven esta en segundo de la universidad, le impresiona que uno de sus compañeros porte en su cuaderno una imagen de Osama Bin Laden, al preguntarle por qué… “no jodas maje, este es un ídolo para mi, un genio, le dio a los hijueputas gringos donde mas le dolía, mato a gente en su propio suelo, ataco el mismo pentágono, esta maje no jodas es un genio”, el joven estaba impresionado con su compañero, que dicho sea de paso vestía una camiseta de Hugo Chávez y una gorra con la imagen del “Ché”.

Recordó el martes negro, un terrorista autor de uno de los más grandes golpes en la historia de Estados Unidos, tenía sus motivos, para él eran justos.

Bush tiempo después, con el objetivo de atrapar al terrorista, inicia su intervención en Afganistán y los acontecimientos se desencadenaran en la segunda guerra del golfo, los misiles vuelven a destrozar Bagdad y termina el gobierno de Sadam. Bush tenía sus motivos, y para él eran justos.

Su compañero de secundaria rayo su cuaderno insultándolo, tenía sus motivos, para él era justo insultarlo por ser diferente, y porque el perfil de un hombre macho no debe ser violado por nadie so pena de disminuirlo hasta lo imposible.

Él se defendió enfrentándose a su compañero, tenía sus motivos, para él habían violado su propiedad privada flagrantemente, habían insultado su persona, un insulto que sentía no merecerlo, pues en el planeta que vive nadie es igual a nadie, todos los seres vivos son únicos, y tiene el derecho irrevocable de vivir con sus diferencias y merecer el respeto de los demás.

“No que sea más estúpido” pensó “los conflictos o los motivos que los provocan”.

Al día siguiente, esta dispuesto a hacerle ver a su compañero de universidad que estaba en un horror, su héroe era un asesino, tanto como Bush, y al final, los que pagan los platos rotos siempre son personas inocentes. Tal vez sería ese solo un estúpido motivo más que provocarían un conflicto estúpido, pero de ser estúpido a no decir nada, prefería ser estúpido, total, él es humano.

Del cuaderno de Eugenio.

Autor: Aldo Gutiérrez

 

 

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