Mi Humilde Opinión Nº 60

Las Costumbres del País. Edith Wharton. Ediciones Destino. Santillana Ediciones 2004.
Un huracán, así podría definir a la protagonista de esta novela, una de las obras que dejan marca e un lector como yo, una novela que explora la más exacerbada frivolidad que puede existir en una alma femenina, una novela cuya heroína, aunque me cuesta definirla así, logra la repulsión y la admiración del lector, esta singular belleza es UndineSpragg quien enmarcada en los fines del siglo XIX, irrumpe en Nueva York y como huracán barre las costumbres del país, todo con tal de conseguir lo que quiere.
“Las Costumbres del País” un título que de inmediato nos revela el contenido de su historia, aunque no debería ser singular, pues no solo conocemos las costumbres de la flor y nata de la sociedad neoyorkina, sino también la parisina, pues es la capital francesa la mayor meta propuesta por Undine. Muy curiosa ambas sociedades, polos opuestos que se atraen irremediablemente y más en esa época, una “cima” donde moría un mundo que nunca sería de nuevo.
Una historia extensa, su afán es describir lo mejor posible los sentimientos humanos, y aunque podría considerarla como novela psicológica, esto no lo vuelve sosa, a pesar de su extensión y precisión, la facilidad y deleite de la lectura, se debe a la metafórica y jactanciosa forma en que la autora concibió esta obra. Logra que deseemos ese mundo, sintamos lastima de Ralph Marvell, el primer escalón en el mezquino ascenso de Undine, admiremos al conde francés que la reprime, y así, cantidad de personajes que se relacionan con la protagonista, todos muy bien logrados, definitivamente una novela excelente, mi humilde opinión, no lo olviden.
Una de las cosas que más agradezco a Edith Wharton es que se preocupa por adentrarse en las consecuencias y no en las causas, lo que da ligereza a la historia.
Una mujer insegura, bella, narcisista y frívola, dice estar segura de lo que quiera y cuando lo consigue no se siente satisfecha. Sin embargo, el daño que provoca es tan grande, y lo peor de todo es que ella nunca se percata de ello.
Mujeres como esta tienen por delito aberrante ser madres, y si de alguien me compadecí grandemente fue de Paul Marvell, su hijo.
Disfrutaba con sus fracasos, era tan detestable que cuando algo no le salía bien me divertía, no me provocaba lástima pues estaba seguro que conseguiría siempre lo que quisiera, lo que me daba enojo, sentimientos que solo un personaje muy bien logrado y construido puede producir en un lector.
Me pareció muy intencionada, por parte de la autora, meter en su historia, como acertada intrusa, a María Antonieta, un cuadro de ella y de la Princesa de Lamballe presencia los inicios apurados de Undine en su suite de un Hotel de Nueva York, cuando anda ya en busca de Marvell y luego una corona perteneciente a la misma reina es su símbolo triunfal en su tercer matrimonio, con el hombre que siempre la conoció de verdad, son los dos momentos en que la Archiduquesa de Austria, se antepone como precedente de Undine, su comparación será sin duda el tema de otro post.
En cuanto a la hipócrita sociedad, vaya, es increíble al nivel en que los hombres podemos llegar en tópicos como la discriminación y narcicismo, aún hoy hay tantos fetiches pero bueno, cada cual con su época, hoy por lo menos, estoy seguro, la mujer tiene un mejor nivel de vida, en comparación con épocas anteriores, pero en algunos casos, la frivolidad siempre existe.Undine se presenta como un ejemplo perfecto de mujeres y hombres que, aunque tengan lo necesario, pues Undine no era pobre, su egoísmo y egocentrismo los hace desear más, si a esto le adherimos la frivolidad, imagínense el tipo de persona que era UndineSpragg.
El ejemplar que leí, del 2004, cubierta dura y una bella ilustración, un tesoro muy bien adquirido para mi biblioteca personal. Los dejo aquí con unas frases:
“Es uno de los instantes más irreprimibles de la naturaleza humana. Las víctimas son tan dadas como el asesino a rondar la escena del crimen” P 90.
“Las vueltas de la vida raramente exhiben un cartel indicador; o más bien, aunque el cartel nunca falte, generalmente esta ubicada antes, a una cerca distancia, como los avisos que alertan la proximidad de una pendiente peligrosa o de un paso a nivel” P 193.
“Un hombre no sabe hasta que la prueba lo aniquilador que es trabajar en algo que a uno no le gusta, y como destruye la capacidad para hacer aquellos para lo que se es apto, aun cuando dispongo de tiempo para ambas cosas” P 275.
“Ninguna mujer se entera jamás de que esta descontenta hasta que algún hombre se lo dice” P 288.
“Es sumamente saludable para un hombre enfrentarse de vez en cuando con los hechos” P 399.
Una novela que sin duda recomiendo, es muy buena, provoca sentimientos, no es llana, ni aburrida y nos presenta un mundo que nuestros principios nos obliga a detestar, pero que nuestro frívolo gnomo que se oculta dentro de nosotros, nos hace sentirnos atraídos hacia el.
Le desee todo lo peor a Undine, y aunque triunfo aparentemente, al final mi consuelo es el siguiente:
“A pesar de todo, aún ahora, no siempre estaba feliz. Tenía todo lo que quería pero aun sentía, a veces, que había otras cosas que podría querer si tuviese conocimiento de ellas” P 504.
“El Novelón de la Ser” así la llaman, Edith Wharton escribió sus maravillosas novelas en el filo de los siglo XIX Y XX los últimos esplendores de un mundo que desaparecía definitivamente, un mundo al que su aristócrata familia pertenecía.
Esta novela es una de las menos conocida de Edith, sin embargo tanto por su carácter repulsivo y atrayente a la vez, Undine, es sin duda, una de las heroínas mejor conseguidas de la literatura universal, pero bueno, esto lo digo yo, atrévanse ustedes a conocerla, eso si, cuidado los embauca a ustedes mis lectores.
Te has traído una joya. Yo lo leí hace relativamente poco tiempo y no pude evitar buscar más de su autora.
Besos
Es una joya y muy poco conocida, pienso que tiene mucho valor….