El Sol de Fátima

El Sol danzó
el astro rey cambio de lugar,
una y otra vez, despedía colores,
múltiples colore, mil veces a la vez.
El Rey Sol te saludó en Fátima,
el mes diez del año diecisiete
del siglo viente.
Prometiste el triunfo al final,
pero profetisas la segunda guerra mundial.
Y el mundo entro en guerra
veintidós años después.
Lucía, Francisco y Jacinta,
prometieron sacrificio y oración.
El mundo de hoy, dizque de libertad,
es preso de sí mismo, pues no es feliz.
El mundo de hoy es de libertinaje,
de ciencia, razón y adelanto.
El progreso no necesita de oración,
por eso todo el mundo olvidó,
olvidó el Sol de Fátima
y a la Señora de blanco con apariencia juvenil,
«Yo soy la Señora del Rosario»
pero el Rosario no pasa de ser una alhaja más,
ni los que dicen rezarlo te aman,
ni mucho menos aman a Dios,
pues después de suplicar perdón,
ellos lo niegan al prójimo.
Estas sola de nuevo,
nadie escucha tu llamado,
nadie siente necesidad de ti,
ni de tu hijo.
Pero prometiste tu triunfo al final,
el retorno al reino de tu hijo,
prometiste Paz.
Aunque hoy nadie recurra a ti de corazón,
tú esperarás hasta el último minuto,
a que retornemos a tu hijo y a ti.

Autor: Aldo Gutiérrez

Nota: Hola mis lectores, en este poema hago referencia a las apariciones de Fátima en 1917, uno de los eventos marianos con mayor trascendencia e importancia en el siglo pasado. Aunque ahora dicen que lo que apareció en Fátima no fue la Virgen sino extraterrestres y lo que danzó ese día no fue el Sol si no una nave espacial, y hasta presentan pruebas científicas. Creo que difícilmente podan quebrantar la teología y simbolismo encerrado en los mensajes de Fátima, que de alguna manera, explican los problemas causantes de los grandes conflictos de la sociedad, si siguen afirmando en que Fátima – 1917 fué un avistamiento OVNI, pues habría que concluir que Dios es OVNI, lo cual no es del todo mentira, puesto que el mismo Jesús dijo que su Reino no era de esta mundo, pero claro, siempre estará la razón para explicarlo todo, la auto suficiente y arrogante razón de los hombres.

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