
Las nubes grisáceas corren en el cielo,
el viento, invisibles manos de Dios,
parece dotar de vida el follaje verde
de las montañas inertes.
Estoy en un pequeño punto del mapa,
en un pequeño punto del mundo,
un mundo llamado Tierra,
cuya historia es un atronador devenir de acontecimientos.
El este, del eterno sol naciente,
esta cubierto de nubes amenazadoras,
mi mente este en blanco y a la vez saturada
imagino la insignificancia de este punto
donde la mujer de mi vida lava la ropa
a la sombra del cielo.
Qué pensaran las manos que lavan,
que arrancan con ayuda del agua
la suciedad, la tierra, el polvo.
Qué pensaran las manos que lavan,
pensarán en amor,
pensarán en odio,
o como yo, se detienen un instante
a admirar en derredor.
Por el sur la lluvia se avecina
y mi mente sigue en blanco y a la vez saturada.
es un día gris, verde y blanco.
Un día de lluvia y un tímido sol.
Agudizo mi oído intentando escuchar
el sonido del mundo.
De lejos, el río desbordado, las golondrinas,
el viento y gritos de infantes jugando.
El cielo azul se asoma por el oeste,
el cielo no decide de que color ser.
Parecido a la historia del mundo,
pero tal vez nadie se percata de ello.
Nadie alza la vista.
Tal vez solo yo, en este instante,
en este insignificante punto
sobre el lavandero
admiro la belleza de lo natural,
la incongruencia de su aspecto,
lo misterioso de su apariencia.
Tal vez soy el único digno en este momento
de admirar a la reina madre, con su elementos
danzando al ritmo del viento
mostrándo algunas de sus facetas
acompañada tan solo con el ruido del mundo,
presenciado todo, desde este insignificante punto
sobre el lavandero.
Autor: Aldo Gutiérrez Aldana, El Brujo Blanco.
De quien hablas en este poema?? de la naturaleza de alguna mujer???
lo central es de la naturaleza…