
Desde que te vi, mi cuerpo deseo tenerte.
Desde que te vi, el ingrato Cupido cruzo mi corazón,
con su flecha él inicio todo.
Un vía crucis, un calvario,
una lluvia de sí y no.
Yo no sabía que esperar,
un amor eterno, o un eterno no.
Llego la noche esperada,
tú, en todo tu esplendor,
tu cuerpo exhibiendo su tapiz de piel,
esa piel que quise recorrer en su total extensión,
para dejar mí marca en todo tu cuerpo.
Tu cuerpo entero, vibrante, sin freno,
tú también lo deseabas,
Yo amor mío, yo te amo.
El sol salió, pero tú no estás.
El sol salió y la realidad despertó.
Todo fue un sueño, un sueño inmenso.
Autor: Aldo Gutiérrez, El Brujo Blanco.